5 acciones imprescindibles, para hacer ya.
Basado en el artículo publicado por Impulso Coaching Negocio, 28.07.2017
Bronnie Ware, escritora y enfermera australiana, trabajó muchos años asistiendo a enfermos desahuciados. De sus experiencias surgió el libro Los 5 principales remordimientos de los moribundos.
Bronnie cuenta cómo su vida se transformó a través de los pesares de la gente que muere. Éstos son los cinco más frecuentes, y yo te los transformo en las acciones que debes emprender para que cuando llegue la hora de irte sientas que has vivido la vida de verdad, tu propia vida.
- ‘Haz de tu vida lo que tú decidas’ Que no sean otros los que decidan tu vida
“Ojalá hubiera tenido el coraje de hacer lo que realmente quería hacer y no lo que los otros esperaban que hiciera”. A los moribundos les pesaba mucho ver cuántos de sus sueños quedaron truncados, sabiendo que ello fue por elecciones que habían hecho, o peor aún, por las que no habían hecho.
- ‘Elije bien a qué y a quien dedicas tu tiempo’
Casi todos los que se veían cerca de su muerte lamentaban haber empleado la mayor parte de sus vidas centrados en el trabajo o en otras personas que luego no correspondieron. Así se perdieron la niñez de sus hijos, la vejez de sus padres y grandes momentos con sus esposas y familias.
- ‘Expresa tus sentimientos’
Mucha gente reprime sus sentimientos para mantenerse en paz con los demás, para evitar los conflictos externos que así los convierten en internos. Se instalan en una existencia mediocre y nunca llegan a convertirse en lo que verdaderamente son capaces de ser. Muchos desarrollaron enfermedades relacionadas con lo que se tragaron y escondieron.
- ‘Cuida y disfruta de tus amigos’
No haber tenido tanto contacto con las amistades es otra de las pesadumbres. Muchos han quedado tan atrapados en sus propias vidas que han dejado amistades de oro diluirse y perderse a través de los años, y que con la perspectiva del tiempo se echan mucho de menos.
- ‘Sé feliz’
La felicidad es una elección, y solo es posible para los que la creen posible. La mayoría reconocen haberse quedado trabados en viejos patrones y hábitos, el miedo al cambio les llevó a fingir ante los demás, y ante sí mismos, que eran felices, pero en el fondo echaban de menos cosas que descartaron.